Aprender a dar de mamar.
Una de las principales causas de fracaso en la lactancia materna suele ser que las madres no superan el proceso de aprender a amamantar a sus hijos.
Es muy frecuente que durante los primeros días el niño no se agarre bien y haya que soltarlo y volverlo a “enganchar al pecho” repetidas veces, hasta conseguir una correcta y buena succión. Durante este proceso los recién nacidos suelen enfadarse y llorar, por lo que es importante que, tanto la madre como la familia, tengan paciencia y no caigan en la tentación de darle un biberón de leche artificial en cuanto surjan dificultades.
Durante los primeros días de vida el recién nacido suele querer mamar a menudo también por la noche, cuando la madre y la familia acusa más el cansancio y hay menos personal en el hospital que les ayude con la lactancia, por lo que suele ser un periodo de alto riesgo de invasión por biberones de leche artificial.
Los biberones disminuyen notablemente la probabilidad de éxito de la lactancia materna por varios motivos: por un lado, el bebé queda saciado (a menudo se les administra un volumen de leche excesivo) durante varias horas, por lo que deja de mamar del pecho de la madre y se elimina, por tanto, el principal estímulo para la producción de leche, que es la succión del bebé. Esto origina un círculo vicioso difícil de romper (no succiona-menor producción de leche-no se sacia-biberón- se sacia- no succiona…)
Por otro lado, la succión de la tetina del biberón se realiza de manera muy distinta a la succión del pecho materno, por lo que el bebé puede tener dificultad para engancharse después al pecho (confusión del pezón).
Y lo más importante, la interpretación errónea de los familiares sobre el efecto “calmante” del biberón sobre el niño, que por fin se duerme después de estar mucho tiempo mamando, merma enormemente la confianza de la madre en su capacidad de amamantar a su hijo, en un momento en que a la madre ya le flaquean las fuerzas (recién parida, sin dormir 2 noches seguidas, recibiendo visitas…)(“¿Ves como no tenías leche suficiente? ¡Si te lo estaba diciendo, tenías al niño muerto de hambre, tan empeñada en la teta!)
No obstante, los suplementos con leche artificial pueden estar indicados en algunos casos seleccionados, tras la adecuada evaluación por un pediatra. En esos casos en que es necesario suplementar de manera transitoria, es conveniente que la madre aumente la producciñon de leche extrayéndosela con un sacaleches, para evitar perder el estímulo de la succión que no va a hacer el bebé durante las horas en que esté saciado. También es recomendable administrar la leche de fórmula mediante jeringa, vasito o cucharita, evitando el uso de tetinas, que pueden originar la «confusión del pezón», haciendo que el niño no se agarre correctamente al pecho.
Recuerde, la producción de leche depende fundamentalmente de que el niño mame. Cuantas más veces y más tiempo mame, más leche producirá.
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